El Partido Revolucionario Dominicano nace en el exilio el 21 de enero de 1939 en una histórica reunión celebrada en El Cano, Marianao, La Habana, Cuba, donde se aprobaron los principios democráticos expuestos por Enrique Cotubanamá Henríquez, ideólogo de la revolución democrática fundamentada en los principios de la solidaridad antillana, la lucha contra el fascismo, el combate contra las dictaduras latinoamericanas, la defensa del postulado enarbolado por la Revolución Mexicana de 1910, “democracia, sufragio efectivo universal No Reelección”, la adopción del Nacionalismo Democrático como contraposición al nacionalismo trujillista. El nacionalismo democrático es pluralista, abierto, progresista anti totalitario y revolucionario.
Las ideas fundacionales del PRD estaban conectadas con el movimiento democrático de la naciente izquierda democrática latinoamericana, con las posiciones de avanzada ideológica del APRA, del Perú, bajo la dirección de Víctor Raúl Haya de la Torre y bajo el influjo de las ideas democráticas de la solidaridad antillana esbozadas por José Martí. Participaron en la fundación del PRD, Juan Bosch, Juan Isidro Jiménez Gullón, Virgilio y Rafael Mainardi Reyna, Enrique Cotubanamá, Coronel Alexis Liz, José Manuel Calderón, Romano Pérez Cabral, Pipí Hernández, Lucas Pichardo, Pompeyo Alfau y Plinta Woss.
ACCIONES DE LUCHA ANTITRUJILLISTA EN EL EXILIO
El PRD desarrolla múltiples acciones de desenmascaramiento de la dictadura trujillista, organiza movimientos de solidaridad sindical contra Trujillo, promueve condenas públicas de organizaciones laborales e instituciones democráticas, realiza piquetes contra las representaciones diplomáticas del dictador, organiza las Seccionales del PRD en Caracas, New York, San Juan, Aruba, Curazao, La Habana, coordinadas, entre otros, de Ángel Miolán, Nicolás Silfa y Ramón A. Castillo. Bajo la dirección del Profesor Juan Bosch, el PRD participa activamente en la expedición armada de Cayo Confites, en 1947, cuyo objetivo era el derrocamiento militar de la tiranía de Trujillo. Esta acción armada que contó con alrededor de mil doscientos combatientes fue traicionada por el Jefe del Ejército cubano, quien la vendió a Trujillo, desmantelando su centro de operaciones en el momento en que se disponía partir para enfrentar a Trujillo.
“La invasión” de Cayo Confites, fue financiada y encabezada por el rico hacendado dominicano Juancito Rodríguez, quien había salido al exilio luego de enfrentar a Trujillo y contó con el apoyo del Presidente Grau San Martín y de líderes democráticos del Caribe. Hubo una gran cantidad de internacionalistas combatientes, entre ellos, el entonces Presidente del Comité cubano estudiantil de solidaridad con la República Dominicana, Fidel Castro.
Dos años más tarde se organiza la expedición armada de Luperón contando con el apoyo del Gobierno democrático del Presidente guatemalteco Juan José Arévalo. Este movimiento era un residuo insuficiente del fracaso de Cayo Confites, fue impedido de coordinar las acciones combinadas de desembarco aéreo y sólo una de las naves arribó a las costas dominicanas siendo exterminados sus combatientes y apresados otros. El PRD no participó en esta intentona y llegó a criticar el método aislado de lucha empleado en los preparativos de esta acción militar, con lo cual inició un proceso de conciencia en relación con las acciones armadas desde el exterior, indicando que las mismas debían estar vinculadas a acciones internas y externas de mayor envergadura, que conduzcan a la liquidación del trujillismo.
5 DE JULIO DE 1961
Ajusticiado el tirano Trujillo el 30 de mayo de 1961, el Partido Revolucionario Dominicano llega a territorio nacional el 5 de julio de 1961, acogiéndose a las garantía ofrecidas por el Presidente Balaguer a una comisión integrada por los compañeros Ángel Miolán, Nicolás Silfa y Ramón A. Castillo, para realizar actividades políticas públicas. Esta comisión inició el camino de la democratización luchando contra los remanentes trujillistas encabezados por el hijo mayo del tirano.
El PRD desafió el terror difuso y promovió la lucha por la libertad, para esos fines se organizó en todo el país a través de los subcomités y comités provinciales y municipales. Con la llegada del profesor Juan Bosch, el PRD prosigue una labor de educación política a través de charlas radiofónicas diarias por Tribuna Democrática, diferenciándose de los otros partidos anti trujillistas por el mensaje claro que explicaba que muerto Trujillo el aspecto principal de la lucha democrática era de carácter social contra los males económicos.
El PRD propuso que el discurso político fuera orientado a establecer las diferencias entre los explotados y sus explotadores, entre los campesinos y los latifundistas, entre los “hijos de machepa” y los “tutumpotes”, abogando por una reforma agraria amplia y por cambios en la dirección del Estado. Tanto los partidos Unión Cívica Nacional como Agrupación Política 14 de Junio desarrollaron un discurso anti trujillista que obviaba las contradicciones fundamentales de la sociedad dominicana.
1963, LA LUCHA POR LA DEMOCRACIA
El Gobierno del PRD y Bosch fue un modelo de libertades públicas y democráticas que garantizó conquistas sociales importantes, a pesar de su breve ejercicio de poder. La Constitución del 29 de abril de 1963 garantizó los derechos de los trabajadores, su participación en los beneficios de las empresas, su derecho a la inamovilidad sindical, la prohibición del latifundio y el minifundio, la igualdad de derechos a los hijos de matrimonio y naturales, educación laica, la defensa de la soberanía, la eliminación de los monopolios, entre otros logros de significación social.
El gobierno democrático del PRD fue depuesto por una conspiración de grupos conservadores oligárquicos, parte del clero conservador y los asesores militares norteamericanos que respondieron al Pentágono y estimularon la aventura golpista.
RESISTENCIA AL GOLPE, LA INTERVENCIÓN NORTEAMERICANA
El Golpe de Estado del 25 de septiembre de 1963 produjo las deportaciones de los principales líderes del PRD, así como la de los miembros del Gabinete perredeista, nuestro local fue ocupado por la policía y la represión se generalizó en todo el país.
El PRD desarrolló exitosamente la táctica de crear dos direcciones políticas, una formal y pública, liderada por dirigentes conservadores que nos permitieran ejercer actividades públicas y legales, fue el caso de Pasito Ares, viejo luchador anti trujillista del exilio, Virgilio Mainardi Reyna, Antonio Martínez Francisco, importador, con nexos con la Embajada norteamericana, mientras una dirección efectiva y real, organizaba la conspiración política y militar para derrocar el Triunvirato y dirigía la lucha de masas, encabezada por José Francisco Peña Gómez, en el plano político y el doctor José Rafael Molina Ureña, Presidente de la Cámara de Diputados del Congreso disuelto por el Golpe, como enlace con los militares constitucionalistas.
El PRD puso en marcha la acción del contragolpe militar constitucionalista sustentado en la elección del doctor Juan Casasnova Garrido, Presidente del Senado, y según la Constitución del 1963, a quien correspondía la presidencia de la república, en ausencia del presidente y el vicepresidente, quienes se encontraban en el exilio.
La escogencia de Casasnova Garrido, en sesión clandestina del Congreso, fue vista con simpatía por el sector liberal del departamento de Estado norteamericano y la Administración Kennedy, quienes se opusieron al Golpe de Estado del 25 de septiembre y se negaron a reconocer a las autoridades surgidas de ese Golpe, quienes eran apoyadas por el Pentágono, esa contradicción entre Kennedy y las fuerzas militaristas norteamericanas, partidarias de gobiernos fuertes y dictaduras de derecha militar, provocaría entre otras razones el asesinato del presidente de los Estados Unidos de América el 22 de noviembre de 1963.
El contragolpe fue develado el 30 de octubre de 1963 y apresados centenares de oficiales de la Base Aérea de Santiago, entre ellos el líder del contragolpe el Coronel Santiago Rodríguez Echavarría, así como Casasnova Garrido, el Presidente provisional, quien fue deportado a Puerto Rico.
Peña Gómez articuló varias formaciones conspirativas estimulando la lucha por el desplazamiento del Gobierno de facto, entre ellas, con militares simpatizantes del balaguerismo. Fue el momento de proyección y desarrollo de un nuevo líder nacional, José Francisco Peña Gómez, expresión sociológica de las masas humildes y desamparadas.
La composición mayoritaria de todos los comandos de combatientes constitucionalistas correspondieron al Partido Revolucionario Dominicano, sus más bravos comandantes civiles eran militantes y simpatizantes del PRD, como fueron los casos de Fico Orsini, Eliseo Andújar, alias Barahona, Arturo Pujols, Pichirilo, Jaime Cruz, entre otros valientes.
El Gabinete del Gobierno constitucionalista de Caamaño estaba integrado, casi en su totalidad, por personalidades vinculadas o dirigentes del PRD. Peña Gómez fue la voz que convocó al pueblo al combate la tarde del 24 de abril de 1965, y quien le correspondió la misión de poner fin a la guerra de abril, cuando en una histórica intervención en el Gobierno de Caamaño, donde se discutía la posibilidad de un acuerdo auspiciado por la OEA para la creación de un Gobierno provisional encabezado por el doctor Héctor García Godoy, que incluía el retiro de las tropas invasoras en un plazo determinado, y ante la resistencia de varios sectores, hizo prevalecer la posición del PRD y de Juan Bosch.
Con el “triunfo” del doctor Joaquín Balaguer el primero de junio de 1966, con la presencia de la bota invasora norteamericana en el país, con el terror difuso, con crímenes diarios de combatientes constitucionalistas, con la imposibilidad de hacer la campaña electoral del candidato presidencial del PRD, acosado por la violencia de bandas y grupos terroristas, se inició un período balaguerista de 12 años de intolerancia y despotismo, violación a los derechos humanos, reelecciones impuestas por la fuerza y el atropello, asesinatos. Este modelo se correspondió con la llamada contrainsurgencia en la lucha de la “guerra fría” contra el comunismo.
DIVISION Y NUEVO LIDERAZGO, LA LUCHA DE LAS IDEAS
Las confrontaciones de ideas se empezaron desarrollar con el lanzamiento de Bosch de la llamada “Dictadura con respaldo popular” en 1969, que establecía la lucha por un régimen de izquierda con posiciones progresistas enfrentado a los Estados Unidos, en quien Bosch veía un todo absoluto y no un país con contradicciones y posiciones internas liberales. En cambio, Peña Gómez asumió una posición intermedia para evitar la división del PRD, y planteó que la tesis de la Dictadura Popular fuese aprobada por la 5ta Convención del PRD, sólo en principio, para su estudio y posteriores recomendaciones, con lo cual evitaba que Balaguer, apoyado en esa tesis ilegalizara al PRD y este dejara de ser un partido democrático.
En 1973 se agravaron las contradicciones entre Bosch y Peña Gómez, que se venían manifestando desde que en la coyuntura electoral de 1970, Peña Gómez planteó la alianza de fuerzas anti reeleccionistas, de todos los matices ideológicos, para lograr el desplazamiento del Gobierno de Balaguer, principal amenaza de la democracia política. Producto de esas posiciones que llevaron al PRD a practicar acciones conjuntas por la superación del estado de terror que vivía el país, sobre la base argumentada por Peña Gómez de que un Gobierno puede ser legal y constitucional por su origen pero ilegítimo por sus acciones, tuvo Peña Gómez que abandonar el país al regreso de Bosch en mayo de 1970, yéndose a estudiar a París, para evitar un choque con su maestro y guía.
La lucha ideológica dentro del PRD conllevó la superación del concepto de “nacionalismo revolucionario” enarbolado en los años 60 para explicar las posiciones revolucionarias democráticas dentro de las defensas nacionalistas y patrióticas correspondientes al legado de las burguesías americanas que hicieron posible las independencias locales de la Metrópolis colonial, se trataba de una reformulación del nacionalismo a la luz de los inaplazables cambios revolucionarios que sacudían la humanidad.
José Francisco Peña Gómez, ideólogo y líder del PRD, planteó que tanto el gobierno del Presidente Antonio Guzmán como de Salvador Jorge Blanco, eran gobiernos de transición democrática hacia la consumación de la visión estratégica del Partido, la coronación de los objetivos socialistas democráticos y el afianzamiento de un régimen de cambios profundos, de transformaciones económicas y logros sociales de los trabajadores y campesinos.
Esa plasmación del valor estratégico de sus planteamientos estaba condicionada al buen ejercicio de los gobiernos perredeístas de transición, entendiendo que el adecentamiento del Estado, la eliminación de la corrupción, las libertades públicas, la democracia formal, las medidas y disposiciones sociales en beneficio de la población, fomentaba la idea de arribo de una administración que encarara los problemas de raíz, las causas subyacentes de la injusticia y la desigualdad espantosa de nuestra sociedad.
Aunque nunca lo dijo explícitamente, esa materialización de la estrategia solamente la podía producir el propio Peña Gómez, basado en su liderazgo histórico y en la fuerza de las masas que lo catapultaría al escenario de las grandes decisiones sociales, trascendentes.
Pero el paso por el poder en los dos períodos 1978-82 y 82-86, habían erosionado el liderazgo de Peña, en cuanto a sus ideas revolucionarias estratégicas, el tejido social del PRD se había contaminado con las posiciones de mando del Estado, el clientelismo de las candidaturas llevado a extremos irrespetuosos para el propio líder del Partido, sustrajo parte de la fuerza histórica y prolongó la idea de la transición de los gobiernos, reconvirtiendo al PRD en un partido del sistema con una propuesta de futuro anclado en un presente perpetuo.
El compañero Majluta estimulado por grupos y sectores del poder social y económico del país, pensó que él podía ampliar la idea de la transición con un modelo productivo diferente al conocido en la transición de Guzmán y Jorge Blanco, desafiando al líder del partido, perdiendo las perspectivas, lo cual dividió al Partido y lo condujo a la derrota o aparente derrota de 1986, pero que se traduce en la pérdida del Poder del PRD y el retorno del inefable Joaquín Balaguer.
Aunque Peña Gómez nunca estuvo radicalmente opuesto a un acercamiento ideológico, el carácter, temperamento y resentimiento de Bosch, impidieron su realización, aunque hubo mediaciones de ambas organizaciones en ese sentido. Consciente de que el individualismo de Bosch impedía la unificación de propósitos en lo ideológico y en lo político para propiciar cambios progresistas, Peña Gómez, recondujo su partido unificando las fuerzas disidentes, reaglutinando a la mayoría de sus dirigentes, unificándolo, modernizándolo y se lanzó a la conquista del Poder en 1994.
El liderazgo de Peña Gómez alcanzó una fuerza colosal, impresionante con sus propuestas de Gobierno compartido y de Primero la gente, Peña estableció toda una estrategia política de mando para la realización de sus objetivos.
PEÑA MUERE, PEÑA VIVE
Aunque muere días antes de las elecciones congresuales y municipales de 1998, Peña Gómez había asegurado, con su liderazgo herido por el hacha de una enfermedad mortal, la victoria del PRD en 25 provincias. Su muerte ocasiona un gran vacío en el seno del PRD, desconcierta y confunde, pero siembra las semillas de la victoria en el año 2000 y la derrota del PLD. Volvíamos entonces a la idea de los gobiernos de transición, en este caso, obligados por la tragedia inmensa de su muerte, por el vacío de su liderazgo.